Biografía
Cuando Yuriy Redozubov, un pintor del Lejano Oriente, se enteró de la acusación de extremismo, dijo: "No pensé que leer y estudiar cuidadosamente la Biblia fuera ilegal". La inesperada intrusión en la casa de los agentes de la ley con ametralladoras causó un gran estrés a toda la familia.
Yuriy nació en febrero de 1972 en el Lejano Oriente, en Komsomolsk-on-Amur. Perdió a su padre cuando tenía 16 años. De niño, a Yuriy le encantaba leer y le gustaba dibujar, lo que le ayudó a desarrollar sus habilidades creativas. Estudió en la Escuela de Arte de Vladivostok y luego se graduó en el Instituto Estatal de Artes del Lejano Oriente, recibiendo la profesión de pintor.
Durante algún tiempo, Yuriy enseñó en una escuela de arte y continúa colaborando con salones de arte. Los otros pasatiempos de Yuriy incluyen nadar y pescar. También se dedica a la apicultura, trabajando en un colmenar.
En 1998, Yuriy se casó con Anastasiya. Tienen mucho en común: ella también es una persona creativa; estudió para ser artista y, al igual que Yuriy, le encanta la pesca y la recreación al aire libre. Ambos siempre estuvieron interesados en los asuntos espirituales, y después de conocerse, comenzaron a leer la Biblia juntos todos los días para entenderla. Algún tiempo después, la pareja conoció a los testigos de Jehová y comenzó un estudio bíblico. Se sintieron particularmente conmovidos por la representación bíblica del Dios todopoderoso como bueno y amoroso.
Yuriy y Anastasiya tienen tres hijas. Todos aman el arte, especialmente la música y la pintura. Desde pequeños, sus padres les inculcaron el amor por la naturaleza y les enseñaron a cuidarla. La hija mayor ya está casada y la menor ha ido recientemente a la escuela. A toda la familia Redozubov le encanta viajar, relajarse en tiendas de campaña y observar la belleza del mundo circundante.
Debido a las preocupaciones causadas por la persecución penal, la salud de Anastasiya, que pertenece al tercer grupo de discapacidad, se deterioró. Tras el anuncio del veredicto a su marido, tiene que cuidar sola de sus hijas y de su madre postrada en cama. Los vecinos de Yuriy, así como los parientes que no comparten sus convicciones religiosas, conocen a toda su familia como personas amables y simpáticas y no entienden por qué el creyente fue condenado a 6,5 años en una colonia penal.